Irene Castellanos Rubio
El Guernica
es una obra del autor Pablo Picasso confeccionada para su exhibición en el
Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937. Se le pidió
que creara una obra de carácter propagandístico de la República que, más
adelante, circularía por el resto de Europa. Este hecho nos deja con la
pregunta de por qué le dieron el encargo a Picasso en especial y no a cualquier
otro pintor español, a lo que se responde con el simple hecho de que Pablo
Picasso era el pintor más internacional del momento, por lo que su obra tendría
una repercusión mayor sobre la sociedad.
En un
principio, Picasso no tuvo muy claro qué tema abordaría en su obra. Sin
embargo, un tiempo después de que el encargado de la Exposición le pidiera el
encargo, la legión Condor alemana bombardeó la ciudad vasca de Guernica. Este
hecho parece no tener mucha importancia, pero la tiene, ya que era la primera
vez en la historia que se bombardeaba intencionadamente a una zona llena de
civiles inocentes. Por ello, este hecho causó un gran revuelto mediático,
originando un gran horror para el resto de la población española, pero también
para el resto de Europa. Y es en ese momento en el que Picasso, basándose en
las fotografías que salieron en los noticieros de toda Europa, decide lo que
quiere plasmar exactamente en su obra: el horror que se vivió en la ciudad de
Guernica.
La obra no
fue la misma desde el principio, Picasso llevó a cabo muchísimos cambios a lo
largo de su creación (véase el gif al final del párrafo), haciendo que el
dibujo original sea casi uno diferente en su última etapa. Además, al ser un
pintor acostumbrado a utilizar multitud de colores, en un momento dado pensó
que quizá el cuadro sería mejor si empezaba a llenarlo de colores. No obstante,
tras dibujar las figuras en un lugar aparte, pintarlas y ponerlas sobre el
lienzo para comprobar cómo quedaría, decidió desechar la idea al ver que el
color en aquella obra terminaría ridiculizando y quitándole emoción a todo ese
dolor que tan bien había plasmado. Así pues, se decidió que lo pintaría en
tonos blancos, negros y grises.
Es en esta
obra cuando, por primera vez, podemos observar una unión bastante clara entre
arte y política, una reivindicación de la paz y la libertad.
Pablo Picasso
fue un personaje de vinculación política ambigua, ya que no se declaró
oficialmente ni antirrégimen, ni partidario del régimen. Sin embargo, todos
sabemos que tenía cierta relación con el comunismo (aunque no ingresó en un
partido hasta mediados de los años 40). Fue considerado enemigo del régimen y
su entrada en el Partido Comunista Francés justo después de la liberación de
París del yugo de los alemanes, reforzó ese sentimiento de rechazo hacia él.
Esta afiliación no sorprendió a su círculo íntimo de amistades, pero sí a España,
sobre todo por la afirmación en un periódico en la que decía que había
encontrado una nueva patria en el partido y que seguiría en ella hasta que
España volviese a acogerle. Aunque, en realidad, tampoco se tomaron muy enserio aquella afirmación, la tomaron como algo benevolente e irónico.
Tras pasar de
exposición en exposición por Europa, el Guernica quedó en manos de los
estadounidenses (Museo MoMA), que se prestaron voluntarios para custodiar la
obra. Y no fue hasta 1981, durante la transición española a la democracia,
cuando el cuadro volvió a España. Sin embargo, este no fue un proceso fácil
porque EEUU no quería entregar el cuadro y porque muchos consideraron que una
España con una monarquía parlamentaria no era adecuada para acoger a un cuadro
que, en sus orígenes, defendía la República, debido a que lo lógico tras una
dictadura precedida por una república hubiese sido que volviese a haber una
república. Hubo mucha polémica acerca de si se debía llevar el cuadro a la
patria de Picasso o no, pero finalmente se hizo. No obstante, que llegase a
España no significa que la polémica sobre su ubicación terminase. Una parte
quería que el cuadro fuese a parar a la población de Guernica, ya que Picasso
se había inspirado en la masacre de aquella ciudad para crear aquella obra
mundialmente famosa (aunque, en realidad, no representaba el espacio de
Guernica, sino sólo su sufrimiento); otros pensaban que el cuadro debía ir a
Málaga, que era dónde había nacido el pintor; otros que a Barcelona, que era
donde había vivido; y otros querían que fuese para Madrid, ya que era la
capital de Estado.
Finalmente, y
tras muchas discusiones, la obra fue a parar a Madrid, aunque no estuvo siempre
en el Museo Reina Sofía. En un principio estuvo en el Casón del Buen Retiro y,
cuando lo trasladaron a su actual ubicación, utilizaron muchísimas seguridad y
escoltas, para evitar que el cuadro sufriese algún daño o fuese robado.
Bibliografía:
Tusell
García, G., "El Picasso más político: el Guernica y su oposición al franquismo",
Revista de ciencias sociales del
Instituto Universitario Ortega y Gaset, vol. VII, nº19, 2009.
http://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/guernica
Pedro Márquez Marcos
Pedro Márquez Marcos
Pablo Ruiz y Picasso, considerando uno de los más grandes artistas del
siglo XX y uno de los creadores del cubismo, es el autor de este cuadro, El Guernica, una de las obras
fundamentales del siglo XX como símbolo universal de la lucha contra la
opresión.
Nos remontamos ahora al día 26 de abril de
1937, un día de mercado en la ciudad de Guernica, en el País Vasco, cuando
ocurre uno de los sucesos más catastróficos y vergonzosos de la historia de
España. La ciudad es bombardeada por la ‘Legión Cóndor’, de la aviación nazi
alemana. Todo ello sin una explicación razonable, ya que se trata de población
civil, y en el ataque los focos de armamento de la ciudad quedan intactos.
La autoría de ese crimen no sería reconocida
por el Estado alemán hasta 1977, cuando en el 30 aniversario del bombardeo de
la ciudad, el embajador alemán en España pide perdón a las víctimas y
familiares de ese bombardeo.
Fue en enero de ese mismo año, cuando el gobierno republicano encarga
a Picasso, a través del Director de Bellas Artes Josep Renau una obra para el
pabellón español en la Exposición Universal de París de 1937. Renau buscaba una
obra de carácter propagandístico, un cuadro que exaltase las virtudes de la
República y del pueblo español.
Sin embargo, el Guernica, más que una obra de arte es la plasmación de un
acontecimiento histórico en un cuadro. Es la plasmación de toda la rabia y el
rechazo que produce el asesinato indiscriminado de una población civil e inocente.
Las imágenes de ese momento conmocionaron al
mundo entero, pese a ello, no pareció conmover el espíritu solidario de los
gobiernos de otros países que llevan la libertad por bandera, ya que su
posición con respecto a la Guerra Civil que se vivía entonces en España fue la
de no intervención.
Picasso retrató en apenas un mes los
sentimientos de toda una nación en un espacio de 7x4 metros. Toda esa muerte y
sufrimiento, terribles consecuencias de la Guerra a la luz de una bombilla,
como símbolo del progreso. Y es que el estilo de Picasso es muy adecuado para
plasmar esas ideas.
En el cuadro emplea símbolos tan españoles
como el caballo, el soldado o el toro. Pero además hace el cuadro entendible al
público, separándose de su lenguaje críptico. Y es que la obra de Picasso causó
un gran impacto retratando perfectamente el sufrimiento del pueblo. Es un
cuadro hecho en defensa de la libertad y la paz pero que muestra ideas
completamente contrarias, un alegato a favor de la libertad del individuo. El
cuadro es, además, una especie de premonición de lo que puede ocurrir en todo
el mundo (y que ocurrió), por el ascenso de los regímenes fascistas.
Tras esta Exposición Universal el cuadro de
Picasso viajó por toda Europa y parte del extranjero, con el objetivo de
recaudar fondos para la causa republicana. El Guernica es uno de los cuadros más internacionales que se conocen,
hecho para el pueblo español, pero en el que cualquier persona puede ver
reflejados unos ideales. De hecho el propio Picasso dejó que la gente
interactuase con el cuadro, colocando una lágrima roja que el espectador podía
colocar en el lugar que considerase más adecuado.
En el año 1939, el autor elige al MoMA como
depositario de la obra “hasta que se restaure el legítimo gobierno de la
República en España”. Por esa razón hubo tanto revuelo en su regreso a su país
de procedencia, porque cuando el cuadro llega se le da una interpretación
completamente diferente, el fin de la transición y la supuesta reconciliación
nacional.
Por desgracia, el cuadro ha ido perdiendo su
significado con los años, ahora mismo se trata de un elemento cotidiano que
mucha gente tiene en sus casas, y que no se asocia a ese sufrimiento que
representa ya que se le ha vaciado de su sentido inicial.
En 1981 en Guernica es devuelto al Estado español después de cuarenta años de
dictadura y de haber recorrido medio mundo. El ambiente tenso del país entonces
hace que se despliegue un gran control policial para que el cuadro llegue sano
y salvo en un primer momento al Casón del Buen Retiro, para once años más tarde
ser trasladado al Museo Reina Sofía, donde se puede ver actualmente y de donde
ya no creo que vuelva a salir.
Los propios amigos del pintor
como José Bergamín eran reticentes a que el cuadro llegara a España una vez muerto
Franco, ya que consideraban que no es lo que habría deseado Picasso. En primer
lugar no era el mejor momento para que el cuadro llegase, y en segundo, el
autor del Guernica donó el cuadro al
pueblo español que luchaba por la libertad y la defensa de unos valores que no
se respetan ahora mismo. Como ya comenté antes el cuadro es un claro alegato a
favor de la libertad del individuo, por lo que ahora tenemos que preguntarnos
si en la actualidad se defiende esa libertad de la misma manera, y por tanto si
el cuadro debería estar en España.
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