A priori, todo haría pensar en una profunda afinidad entre Hollywood y Dalí, casi se podría hablar de uno de esos flechazos entre dos pretendientes dispuestos a todo con tal de acabar en el altar… o en la cama, depende de la ocasión. La fascinación por el cine americano es una actitud ya vigente durante la adolescencia del pintor, que se mantendría en pleno furor surrealista, cuando el pintor aun está integrado sin fisuras en el seno del movimiento de Bretón a través de sus colaboraciones con Luis Buñuel, la segunda de las cuales, La edad de oro, gustaba a Dalí porque “parecía una película americana”.
Dalí y Disney se conocieron en
1945 durante el rodaje de la película Recuerda,
de Alfred Hitchcock y dicen que se quedaron impresionados el uno con el otro…
Al año siguiente de su flechazo, Dalí firmó un contrato para trabajar durante
unos meses en la factoría Disney.
No tardarían en ponerse manos a la obra
colaborando en Destino, donde
personajes y objetos corpóreos debían establecer un continuo con personajes, objetos
y decorados dibujados. En una entrevista para la revista barcelonesa Imágenes, concedida en 1951, Dalí aún no
daba por perdida esa colaboración y añadía: “Es
protagonizada por una figura humana, con una cabeza de niño recién nacido,
cuerpo de mujer adulta, piernas de gacela y pies formados por caracolas”.
Como vemos, el genio no estaba muy bien de la cabeza ya por aquel entones.
Sin embargo, y a pesar de las afinidades entre ambos creadores, Destino no llegaría a consumarse,
achacándose sobre todo a problemas de presupuesto y a la Segunda Guerra
Mundial. En 2003, Roy Disney, nieto del fundador, decidió recuperar el corto,
del que sólo existían 15 segundos experimentales y cientos de bocetos, y montó
un film de dibujos animados de siete minutos.
(Boceto a tinta)
Tampoco prosperó la iniciativa, anunciada en
octubre de 1957, después de que el matrimonio Disney viajara a la casa de Dalí
en Cadaqués, para trabajar juntos en una versión de Don Quijote, libro sobre el que el pintor catalán acababa de grabar
las planchas que en diciembre le editaría Joseph Foret.
En lo que se refiere a Destino, la breve historia animada cuenta los amores de una
bailarina por un jugador de béisbol. Se conocen, se gustan, pero el tiempo,
representado por el dios griego Cronos, se impone. No se puede escapar al
destino, como concluye el cuento animado.
Esta es una explicación comprensible del cortometraje, nada parecido a lo que narra el pintor al periodista A.
Frankenstein en 1946 sobre la trama del film:
“Vemos primero un
jardín muy convencional salpicado de estatuas y adornado en el centro por una
fuente en forma de cisne. Después el jardín desaparece. El cuello y las alas
del cisne se convierten en el tronco y las orejas de un elefante boca arriba.
El elefante se transforma a su vez en una pirámide con una cabeza de Cronos
grabada a la que se dirige una chica. De repente, la pirámide desaparece y el
largo triángulo que ocupaba sobre una tela presenta ahora una perspectiva de
carretera.
La chica se
detiene a lo largo de la carretera y después, un momento después, se la ve
cabalgar sobre un inmenso teléfono de patas de araña entre toda clase de
monstruos. Después el paisaje cambia y se ve de nuevo una pirámide acompañada
en esta ocasión por una iglesia flotando sobre un estanque que bordean dos manos
humanas de las que salen dos cipreses. En el borde circular del estanque dan
vueltas sin cesar formas denudas subidas a bicicletas. Las formas desnudas
acaban por desaparecer en el estanque.
En ese momento una
campana toca a muerto. La sombra de la campana se confunde con la silueta de la
chica y las dos se ponen a bailar. La cabeza de Cronos esculpida en la pirámide
se libera de la piedra y comienza a bailar también, tratando de alejar a una
lluvia de monstruos que caen del cielo por todas partes. Cronos separa a los
monstruos de su cuerpo, cada vez que arranca uno un agujero enorme se abre en
él”.
Esperemos que esa no fuera a ser la sinopsis
de la película, porque no tenemos muy claro que los niños quisieran ir a
verla...
En fin, aquí os dejamos el cortometraje de 2003, ¡disfrutadlo!