¡Bienvenidos! Os presentamos el dibujo de Walt Disney, su evolución, su historia, sus personajes y técnicas cinematográficas.

TRABAJO SOBRE EL RETIRO

Yael Roldán Lobo
El parque del Buen Retiro podría definirse, entre otras cosas, como un gran museo al aire libre. Puede que, sobre todo para los que viven en Madrid, esto pase desapercibido pero si prestas un poco de atención, te darás cuenta de la belleza y los siglos de historia que se concentran en cada uno de los elementos que forman este pequeño espacio en el corazón de Madrid. En él encontramos en cada recoveco multitud de esculturas. Cada una de ellas tiene su historia y están ahí por un motivo. Así que, vamos a adentrarnos un poco en este parque.

La primera parada se encuentra coronando el Estanque del Retiro y es el Monumento dedicado a Alfonso XII. La mejor palabra para definirlo es: IMPONENTE. En lo alto de este se encuentra una estatua ecuestre del monarca realizada en Bronce. Además, alrededor de la gran pilastra que sostiene esta figura, se representan las cuatro virtudes cardinales (Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza) y, debajo de las mismas aparecen grandiosas esculturas representando la Paz, el Progreso, la Libertad y la Patria. Por ejemplo, en el Progreso, encontramos representados un libro, una paleta y una rueda, haciendo referencia al mismo. Este elemento central, está demarcado por un hemiciclo donde encontramos más esculturas, cada una de ellas haciendo referencia al Ejército, la Marina, las Artes y las Ciencias, y la Agricultura, Comercio e Industria. Con este monumento se quería homenajear a Alfonso XII y a España. Fue realizada a principios del siglo XX siguiendo el diseño de José Grases y Riera.


La foto anterior, está tomada desde la parte trasera del monumento y, si seguimos recto por este paseo arbolado, llegamos a la Estatua dedicada al General Martínez Campos, obra de Mariano Benlliure, un importante escultor español. Se realza la figura de este personaje importante de la historia de España de finales del siglo XIX por sus logros militares en África, Cuba y Cataluña. Sus dimensiones son menores a las del monumento anterior pero, también, se trata de una figura ecuestre realizada en bronce sobre un elemento rectangular elevado. Como reza una inscripción en este monumento, representa el patriotismo español en la figura de Martínez Campos y los años y lugares de sus campañas militares. ¿Veis como es un gran museo? Aunque no conozcas la historia de España, un “paseíllo” por el Retiro y algo nuevo aprendes.


Y, si después de esto te quedas con las ganas de conocer un poquito más, no muy lejos de ahí, encontrarás el Monumento dedicado a Cuba. Puede que te preguntes, ¿por qué en Madrid hay un monumento dedicado a Cuba? Pues la respuesta vuelve a ser la misma: Historia. Hace no mucho tiempo Cuba formaba parte de España. En este monumento, aparecen representados las dos figuras principales del gran viaje por el que se descubre un nuevo continente, estos son: la Reina Isabel la Católica y Cristóbal Colón. La escultura que se encuentra a mayor altura, representaría a Cuba. En la parte inferior, encontramos la proa y la popa de un barco con lo que se quiere rememorar las colonias de ultramar.


Ya has visto, incluso un parque tiene algo nuevo que enseñar y esto es solo una mínima parte de todo lo que ofrece el Retiro. Pero bueno, desde una pantalla no se disfruta realmente, así que, ¿por qué no sigues con el paseo?


Pedro Márquez Marcos
En nuestro paseo por el Paseo de Argentina, más conocido como Paseo de las estaturas nos paramos a contemplar la Escultura de Doña Urraca I, quien fuera reina de Castilla y de León tras la muerte de su padre, Alfonso VI.

El escultor, Juan Pascual de Mena, nos muestra en una talla sobria y precisa, propia del estilo Renacentista, el carácter de la mujer, la cual asume el trono de su padre a su muerte al no haber hijos varones que pudieran ocuparlo, lo que la convierte en la primera reina titular de la historia de España.
En la obra, esculpida en piedra entre 1750 y 1753, el escultor busca alejarse de los presupuestos del Barroco, con influencias de artistas franceses y las corrientes italianas del momento.

La de doña Urraca se trata de una de las esculturas que fueron construidas durante el reinado de Fernando VI, destinadas a decorar la cornisa del Palacio Real, pero que Carlos III mandó recolocar en distintos sitios de Madrid al parecerle que el Palacio estaba demasiado recargado.


En otro de los lugares más famosos de este parque nos encontramos probablemente uno de los más importantes monumentos de la ciudad de Madrid, el Monumento a Alfonso XII, mandado construir por su viuda la reina regente María Cristina a la muerte de su marido.
Hubo un gran interés en la construcción de este grupo escultórico, y la tramitación del Proyecto de Ley en el Senado comenzó en 1887, y sería aprobada sólo un mes después. Sin embargo, la construcción de este monumento se retrasaría por diferentes circunstancias como la consolidación de la Restauración Borbónica o las guerras en las colonias (Cuba y Filipinas).
En 1902, coincidiendo con el decimosexto cumpleaños de su hijo Alfonso XIII y año en el que sería nombrado jefe de estado, se establece un concurso con el tema de encumbramiento de la Monarquía en la figura de Alfonso XII. Contra todo pronóstico, el ganador fue José Grases y Riera.

Según el artista, el hemiciclo representa a la Nación Española con todas sus provincias, cuyos escudos aparecen en el friso de encima. Los pilarotes de los extremos tienen unos grupos escultóricos que representaban las fuerzas vivas del país: Agricultura, Industria, Ejército, Marina, Ciencias y Artes, y que rematan en dos cúpulas, en las que aparecen las figuras alegóricas de la Fama y la Gloria.

Por otra parte, el propio escultor destaca el carácter de Museo Nacional Contemporáneo de la obra, ya que aparecen las firmas de 38 de los más célebres escultores del momento, quienes se encargarían de realizar los leones de bronce y las sirenas, también en ese material y que aparecen sobre pedestal.
En el centro del hemiciclo está la figura más importante, la escultura ecuestre hecha en bronce que representa al rey Alfonso XII en una actitud no beligerante, mostrándose como un rey pacificador. Destaca también la forma de asentarse del caballo, firmemente sobre las cuatro patas.

El proyecto será terminado por Teodoro Anasagasti en 1922, año de su inauguración, y sería financiado casi totalmente por suscripción popular, lo que indica la importancia que daban los Borbones a su propaganda por aquel entonces.



Por último, una de las figuras que más impresionan y destacan de todo el Jardín se encuentra en la Glorieta del Ángel Caído, donde anteriormente se encontraba la Fábrica Real de Porcelanas. La obra de la que hablo es la Fuente del Ángel Caído, realizada por el escultor Ricardo Bellver.

Es una escultura en bronce, aunque en un principio (antes de ser presentada en la Expo de París) estaba realizada en yeso. Es una de las obras más extrañas de encontrar, ya que en su época (siglo XIX), era la única estatua del mundo dedicada a Lucifer. Además, la escultura presenta una singularidad, y es que está exactamente a 666 metros sobre el nivel del mar.

El conjunto se inspira en los versos de El Paraíso Perdido, de Mitón. En ella aparece Lucifer apoyado sobre un tronco y muy contorsionado. Se trata del ángel más hermoso, el que desafía a Dios y cae como castigo a la Tierra, de ello su gesto de horror y desesperación.

El pedestal de la escultura fue construido por Francisco Jareño. Se trata de un pedestal octogonal con diablos de bronce en cada lado, con tres salidas de agua en cada cara.
La Iglesia se opuso, ya que se considera una afrenta al catolicismo, aunque más bien, la obra expone a Lucifer a su crimen de soberbia.

Otra de las anécdotas más reseñables que rodean a esta escultura es la de que en las primeras décadas de 1900 se sucedían las reuniones de sectas satánicas a su alrededor, lo que llevó a las autoridades retirar la figura del Parque.

De esta obra destacan sus grandes influencias, Helenísticas, ya que recuerda a la figura del Laocoonte, que aparece retorcido como castigo de los dioses, estrangulado por serpientes. La influencia Barroca, de Bernini, en la gran expresividad y profusión de diagonales; y la Romántica, en el dramatismo en la figura.



María Teresa García Ferrón
En el parque del Retiro, Madrid, encontramos el conjunto escultórico del monumento dedicado a Alfonso XII. La escultura principal es una estatua ecuestre del rey fruncida en bronce realizada por Mariano Benlliure en 1904. La promotora fue la reina Regente Mª Cristina de Borbón, viuda del rey Alfonso XII. Esta convocó un concurso público que ganó José Grases Riera con su proyecto arquitectónico.
Así se levantó la estatua para conmemorar al monarca que restauró la monarquía borbónica y consolidó la paz (según decía antes su monumento). 
Se trata de una personificación de la Patria. Aún con el doble del tamaño natural, se aprecia un tratamiento realista y minucioso del personaje, con su vestimenta y accesorios: el uniforme de Capitán General, una actitud de pasar revista a las tropas y con la espada bajada simbolizando la paz. Pero además toda la escultura está recogida en una arquitectura que colabora en dar solidez y belleza a la obra. 


Así se somete esta escultura monumental a las dos leyes que califica el escultor Pablo Serrano como indispensables: “El recuerdo del personaje conmemorado y la huella de quien lo realiza”.

Además como es propio de la escultura de finales del siglo XIX no se presenta una estatua aislada como en la época clásica, sino que se ofrece un conjunto de representaciones
Dos grandes columnatas clásicas simétricas encierran en un semicírculo el podio desde donde se levanta la estatua ecuestre del monarca. Este se encuentra de cara al estanque donde hay una escalinata acompañada de cuatro leones y cuatro sirenas.
Además en el monumento central encontramos una serie de alegorías de El Progreso, La Paz, La Patria y La Libertad. Mientras que alrededor junto a la columnata encontramos El Ejército, La Marina, Las Ciencias, La Agricultura, La Industria y Las Artes.
En todas estas obras que acompañan a la estatua central trabajaron 24 escultores entre los cuales encontramos a Mateo Inurria, Antonio Bofill o Francisco Escudero.



Todo el conjunto mide aproximadamente 70 metros de lado a lado y unos 30 metros de alto. Y entre las figuras que acompañan a la del rey encontramos una serie de alegorías acompañadas de ciertos elementos que permiten un clara identificación, una de ellas es la de La Agricultura.

Se trata de una estatua realizada en bronce por José Alcoverro. Como las alegorías clásicas se presenta una mujer con vestidos clásicos y una corona de laurel. Se encuentra estática cogiendo con la mano izquierda unas espigas e identificándose así con las plantas, mientras que con la otra mano agarra un cetro que coloca sobre un canasto lleno de frutos. Por último es de destacar el carro sobre el que se encuentra que se identifica con el de Cibeles, diosa de la Naturaleza.



En el parque del retiro, detrás del monumento de Alfonso XII está el monumento de Arsenio Martínez Campos (Segovia 1831- Zarautz 1900). Se trata de una escultura de bronce sobre un pedestal de piedra Novelda y mármol que fue erigida por suscripción popular en 1907. La figura tiene la medida natural más la mitad de esta.

Martínez Campos destacó en la restauración borbónica de Alfonso XII y en las guerras carlistas, de hecho fue nombrado en 1876 Capitán General y en 1881 Ministro de la Guerra. Además, como vemos en la escultura dirigió una campaña para pacificar la colonia de Cuba. Por otro lado, durante un tiempo corto estuvo en la Presidencia del Gobierno.

El escultor, Mariano Benlliure, presenta un general en la cima de un risco mirando al horizonte, cansado y polvoriento. En cuanto a la técnica consigue un dinamismo por el viento que ondea la capa del personaje y las crines del caballo, mientras tanto, al no estar en marcha, el caballo tiene la cabeza girada produciendo un fantástico escorzo.



Irene Castellanos Rubio
El monumento a El Ángel Caído es una obra de Ricardo Bellver (1845 – 1924), realizada en sus inicios en yeso y cambiada al bronce para la Exposición Universal de París de 1878. Fue adquirida por el Estado por 4.500 pesetas.

En un principio se decidió que la estatua fuese colocada entre la colección del Museo Nacional, pero posteriormente, su director, Benito Soriano Murillo, habló con la Dirección General de Instrucción Pública con el fin de trasladar la estatua al aire libre. Esto provocó que el Ayuntamiento de Madrid, al cuál había sido cedido el monumento, trasladase El Ángel Caído a los Jardines del Buen Retiro, dónde hoy le encontramos. No obstante, la fuente que rodea la estatua, obra de Francisco Jareño realizada en granito, bronce y piedra, no se llevó a cabo hasta 1880. De modo que el conjunto (estatua y fuente) no fue inaugurado oficialmente hasta 1885.

Tiene unas dimensiones de unos 10m de largo, 10 de ancho y 7 de alto, midiendo “El Ángel Caído” propiamente dicho 2.65m de alto. En el centro de la fuente se encuentra el pedestal que sostiene la estatua y en sus lados encontramos representaciones de diablos que sostienen lagartos y serpientes como decoración para los surtidores de agua. Además, observamos la impresionante anatomía del Ángel, que contorsiona sus alas ante el dolor de ser desterrado, y que está rodeado por una gran serpiente que acentúa la idea del mal.

Una curiosidad de este monumento es que está situado a 666m sobre el nivel del mar en Alicante. Como se sabe, ese número se relaciona con Lucifer, por lo que muchos supersticiosos han difundido leyendas acerca de este monumento que, por cierto, es el único de España dedicado a un ángel caído.


Busto de Don Juan Van-Halen y Sarti realizado en 1846 por Guillermo Geefs (1805 – 1883). El que encontramos en el Retiro no es el original, sino una réplica del que hay expuesto en el Museo Naval. Fue cedido por un descendiente interesado al Ayuntamiento de Madrid, Juan Van-Halen Acebo.

El busto está realizado en bronce y sustentado por un pedestal de orden jónico en cuya parte inferior hay colocadas dos placas explicativas.
Juan Van-Halen fue un militar de origen belga (pero nacido en Cádiz) que participó activamente en la Guerra de Independencia, debido a la cual se le levantó ese monumento. En un principio luchó del lado de los españoles, ayudando incluso en la defensa de Madrid. Sin embargo, tras ser capturado en Galicia, se pasó al bando del José Bonaparte, lo que le valdría una buena temporada en prisión más adelante. Afortunadamente para él, logró fugarse en enero de 1818, huyendo a Londres y, de ahí, a San Petersburgo. En Rusia se puso a las órdenes de Alejandro I en la campaña del Cáucaso. Más tarde, en Bélgica, ayudó a los belgas a independizarse de los holandeses.

En febrero de 1821, con la creación del Trienio Liberal (1820 – 1823), volvió a España, donde estuvo a las órdenes de Espoz y Mina. No obstante, se vio obligado a marcharse a la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis en apoyo de Fernando VII.

Finalmente, regresa a Madrid en 1854, dónde asumiría la presidencia del Tribunal Supremo de Guerra y Marina hasta 1856.


Se sabe que la estatua de la diosa Diana se instala en 1750, pero, al no tener datos históricos sobre ella, no se conoce ni su procedencia ni su autor, aunque se especula que podría pertenecer a la época del Retiro como posesión real. Es una estatua curiosa, ya que se descubrió escondida entre la maleza en el 69. Y es por ello por lo que recibe el nombre de Diana Escondida.

Está realizada en caliza y situada en una islita artificial rodeada de un estanque y un río que termina en el gran lago del Retiro. Cuando se la encontró le faltaba un brazo y, aunque se la reconstruyó, hoy en día ese brazo se ha perdido de nuevo. Además, sabemos que es la diosa Diana por la forma en la que está esculpida: es una mujer en movimiento, que sujeta la boca de un perro, pisa la cabeza de un ciervo (simbolizando al pastor Acteón) y que lleva un carcaj con flechas a su espalda. Es decir, son los atributos de una cazadora, de la diosa cazadora. Años atrás, en el pedestal que eleva la figura encontrábamos el nombre “Diana” escrito en letras de bronce, pero actualmente, al igual que el brazo, se han perdido.

Diana (Artemisa en Grecia) es la hija de Júpiter y Latona (Zeus y Leto) y la hermana melliza de Apolo. Es la diosa de la caza y la naturaleza. Era una vengativa y cruel, que arrasaba cosechas y esparcía epidemias contra aquellos que osaran contrariarla. Además, fue la perdición del pastor Acteón, convertido en ciervo y devorado por sus perros de caza por observar a la diosa bañarse desnuda. Sin embargo, también tenía su parte dulce: se enamoró platónicamente del pastor Endimión, al que besaba cuando dormía tan suavemente que no se despertaba.


Esperamos que os haya gustado nuestro pequeño paseo por el Retiro y deseamos que os haya entrado el gustanito de ir y ver cada maravilla que esconde.







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